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QUESTION LATINOAMÉRICA / El vigor de una experiencia única

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Desde julio del 2004 y hasta el mismo mes del 2008 pudimos disfrutar de una experiencia periodística singular. De las pocas en la historia que desplegó un medio nacional popular con orientación temática específicamente internacional. De las contadas, además, que conjugó un equipo de redacción compuesto en su totalidad por lo que podríamos llamar verdaderos personajes de la comunicación. La única del período, tal vez, que encaró la cuestión de la unidad del Sur y en proyección, del subcontinente, con fundamento.

El asunto había comenzado en Caracas, donde Aram Aharonián llevaba adelante la revista Question. Al tiempo de andar, se comunicó con Roberto Perdía y quien esto escribe para analizar la puesta en marcha de la edición Buenos Aires. El Turco, que como todos sabemos tiene raíz armenia, compartía ese arranque con la puesta en marcha de TeleSur, el canal latinoamericano de noticias hoy censurado en la Argentina. Después de algunas reuniones resolvimos sacar aquí la publicación Question Latinoamérica.

Entre los tres fuimos armando el Consejo Editorial básico que desarrollaría el mensuario, destinado a informar y analizar el proceso latinoamericano y las perspectivas mundiales. Así se configuró un equipo atractivo para el periodismo nacional: Aram era el director general, el firmante ocupaba la dirección periodística, y el Consejo estaba compuesto por Stella Calloni, Vivian Elem, Martín García, Néstor Gorojovsky, Raúl Zibechi –desde el Uruguay- y Roberto, quien operaba como coordinador. Había numerosos colaboradores; entre ellos vale destacar a Salvador Linares, sobre quien volveremos.

La redacción estaba ubicada en el Hotel Bauen recuperado. Allí lanzamos la versión de TeleSur en la Argentina, con Aram y Gabriel Mariotto, y por supuesto, Question Latinoamérica. A la vuelta, como sabe el porteño promedio, se encuentra el populoso restaurante Cervantes: allí recalábamos a comer y beber después de las reuniones y actividades de la publicación. Allí, gracias a la gentileza de Roberto y Néstor, pudimos conocer a Alberto Methol Ferré en uno de sus numerosos recorridos por la Argentina. Y en ese lugar se ahondaba en debates político periodísticos que la práctica cotidiana de la realización a veces impedía.

El producto nos enorgullecía y –bien evocado en el presente, nos enorgullece-. Al grueso de la edición se le incluía un astralón intermedio con artículos generados desde la edición Caracas. Antes y después, elaboración sureña. Las páginas eran editadas por Vívian, conocedora experta de esa función, con la mirada  general de este narrador. Ante el diseño original, la editora dispuso lo que sería marca de fábrica: cada número presentaría la obra de un artista plástico argentino, acompañado por un artículo que reseñara y calibrara su labor. Ahí es donde la figura de Salvador resultó esencial.

Previo a cada número, Salvador Linares llamaba y anunciaba que ya tenía lo necesario. Con placer nos dirigíamos a su departamento, ubicado en Vuelta de Rocha, en el edificio de las Casas Baratas de La Boca, a tranco de pollo de los ateliers de los grandes creadores. El especialista abría la ventana hacia la imagen quinqueliana del Riachuelo y narraba porqué había resuelto incorporar a tal o cual pintor. Volvíamos con textos y cuadros, listos para insertarlos en la edición. También, maravillados por la intensa generación local y preocupados por la escasa difusión que muchos de sus responsables recibían.

Las notas de la revista comprendían un panorama bastante acabado de las vertientes nacional populares sin más exclusión que la profundidad de análisis. Podríamos decirlo así: una mirada jauretcheana sobre el Unasur naciente y la realidad mundial. De esa verdad deviene el rasgo único con el cual calificamos párrafos antes al emprendimiento: mientras otras publicaciones enfatizaban una interesante mirada de izquierda con rastros europeos, la nuestra poseía un mangrullo bastante claro que abarcaba desde Caracas hasta esta gigantesca capital situada sobre el Río de la Plata.

Se evidenciaba en tantos artículos. Quizás valga la pena, como nos sugerían hace poco, publicarlos todos en una recopilación de la colección; aquí, en la mesa de trabajo, acariciamos los tomos encuadernados de la edición de papel. Por entonces, aunque internet se abría camino raudamente y lo explorábamos desde La Señal Medios, el soporte tradicional era el eje. Cabe preguntarse si un retorno de la revista al presente llevaría a aquellos lectores a adquirirla en los kioscos como otrora o si, pese a la declamación sobre la nobleza del material, optarían por buscar cada nota en las redes.

Arrancamos los números 0 y 1 con Aram plantando bandera: “Otro periodismo es posible (y necesario)». Seguimos con un tema que preocuparía durante todo el tramo y sigue vigente: la Defensa nacional y el tema militar. Por supuesto, con los ecos cercanos del 2001, un material de Rubén Dri sobre lo que quedaba de las asambleas populares, “una gran experiencia colectiva”. Y desde allí: historia, ciencia, técnica, poesía, literatura, música. En cada número: la actualidad política latinoamericana y desde acá, el debate sobre el rumbo del peronismo y la gestión kirchnerista.

Enseguida, en el segundo tramo, título de tapa “América latina rehace su historia”. Allí este periodista expuso la hipótesis de las cuatro contradicciones combinadas, que superaban a las dualidades previas. Un planteo que se corroboró con el tiempo. Enrique Arrosagaray evocaba la acción cubana de Rodolfo Walsh. Juan Carlos Monedero advertía sobre algunos problemas que empezaban a emerger en el seno de la Revolución Bolivariana. El número 3, a fondo: los medios de comunicación y una discusión perenne; Martín sostenía que “si el gobierno quiere, el pueblo puede: El fin de los grandes medios”. Audaz, se buscaba instalar una perspectiva genuina y se criticaba la extensión de licencias televisivas.

En el recorrido de ese ejemplar mana un texto de trascendencia: Perdía evalúa el tránsito “De la Doctrina de Seguridad Nacional a la Doctrina de la Seguridad Individual” en base a la descripción analítica de la “guerra preventiva lanzada por el Norte”. Todo eso habita entre nosotros. Y seguimos. En otros números, completos panoramas de Stella Calloni con información que sólo ella manejaba. Una entrevista a Moniz Bandeira para tratar de entender el no siempre entendible Itamaraty. Linares, en su salsa: “Víctor Hugo, pintor y dibujante”.  Buen material desprejuiciado sobre la religiosidad popular. Un informe anticipatorio de Walter Moore: “La extranjerización de las empresas”. Cerca, también vidente Gorojovky: “La negociación con China. Contra la Doctrina Monroe”.

Preparamos el mate y seguimos hojeando para esta evocación a vuelo de pájaro: una denuncia fortísima de Marcelo Larrea sobre “El asesinato de Yasser Arafat”. Un ensayo imperdible ayer y hoy de Noam Chomsky: “Reescribir la historia”. Perfiles razonados de Raúl Scalabrini Ortiz, Héctor Germán Oesterheld, Manuel Belgrano, Manuel Dorrego, Mayor Alberte, entre tantos. Hiperactualidad: Aram explicaba por qué molestaba el líder revolucionario e ironizaba “Ahí viene el Chávez feroz”. Avanzan los números: Uruguay, Colombia, Brasil, Ecuador, Nicaragua. Más: agua, minería, recursos naturales. Hasta John Lennon tuvo su lugar en una falsa doble no apta para anglosajones. Contratapa con Stella encendida: “Irak, la democracia de la muerte”. Eduardo Gurrucharri hincaba el diente a su histórica preocupación, la dualidad nacionalismo y socialismo.

Mucho trabajo de investigación en los números subsiguientes. El accionar de la CIA sobre América latina, paso a paso. Varios textos de Pablo Hernández; entre otros “Caló, un loco de Buenos Aires”.  Y llegaban las advertencias sobre un fenómeno hoy ampliado y potenciado: “Recrudece el discurso único”, acompañado por análisis del impacto de los medios en la Argentina, y de los avances de Prisa y Clarín entre otros. Interesante Javier Vannucci en derredor de las obras teatrales de David Viñas. Gran entrevista a Heinz Dieterich Steffan. Rolando Mermet le pegaba al CIADI. Una curiosidad de Néstor: “De José Hernández a la internet”. Aportes de la recordada Beba Balvé. Y los desafíos de Bolivia según el ministro de Hidrocarburos y columnista de la revista, Andrés Soliz Rada. Más: Carlos Gardel, Pappo Napolitano.

Es imposible dar cuenta de todo. En cada edición las reuniones previas resultaban intensas; pero también cotidianas. Solíamos matear en la redacción, pero como el dispenser lanzaba agua muy caliente –para té, podríamos decir- la absorción era lenta y fatigosa. Hasta que un día Martín señaló, en su estilo: “che, tomar mate es un placer ¿por qué nos quemamos? ¡Echemos agua fría en el termo y chau pichu!”. Esa sencilla sugerencia mejoró el estado de ánimo general.

Durante ese lapso se desarrollaron paralelamente experiencias hilvanadas. Seguían los encuentros de la Oesterheld, de larga data; el Centro Jauretche se desplegaba en San Telmo; la Radio Gráfica hacía su aparición en Barracas. Y otros lugares donde se apostaba fuerte a la comunicación popular hallaban un nexo en Question: todos en vigencia a la hora de escribir estas líneas. Todos, como la revista recordada, en la lucha por obtener los recursos necesarios para la subsistencia y, si daba, para el crecimiento.

Sigamos con el repaso. Notable artículo de Salvador sobre Xul Solar (“pensamiento visualizado y transformado en signos”) con algunos trazos memorables acerca de la persistencia de su obra en nuevas generaciones que ni siquiera conocen su nombre. Una extensa y sorprendente reflexión de Martín sobre la felicidad; sin ahorrar factores, desde lo económico estructural hasta la familia y el afecto. Emir Sader contra los que utilizaban la expresión “populismo” para descalificar movimientos sociales.

El número de enero del 2006 mostraba un panorama singular, irrepetible en otra pblicación: el tema Defensa debatido por Perdía, el general Roberto Bendini (página doble para él), Alejandro Kacero, el vicecomodoro Horacio Ricciardelli, Mario Gurioli y Néstor Gorojovsky. La presentación de la edición se efectuó, con gran público y profundo interés por el llamativo cruce de tendencias, en el Jauretche. Resultó un intento a emular sobre una discusión que afecta a los argentinos en conjunto, con la soberanía como eje conceptual.

Luego, un análisis profundo sobre Evo Morales y el desafío boliviano, escrito por Mario Sanoja e Iraida Vargas-Arenas. La nación del altiplano, en verdad, como Venezuela, resultó eje constante del análisis de Question.  Varios autores se lanzaban a estudiar la relación entre movimientos sociales y política, tomando en cuenta la importancia creciente de esas organizaciones en el continente. Luego, mucho y bueno sobre energía en general, con la dosis de petróleo que la geoeconomía exigía.

Máximo García Reyes, de Prensa Sindical Internacional, le daba el sentido adiós a un grande del pensamiento nacional: Fermín Chávez, en un extenso texto que hacía justicia al historiador. Páginas después, un trabajo notable y premonitorio de Aharonián sobre Irán: “la excusa ahora es nuclear”. Oscar Castelucci analizaba la obra final de Gerardo Vallejo, ese magnífico Martín Fierro que hoy debería resucitar en las pantallas. Un palo de aquellos proporcionado por Atilio Borón contra Mario Vargas Llosa. En tren de poner todo sobre la mesa, el filoso texto de Osvaldo Martínez sobre el Che Guevara y sus distancias con el llamado “socialismo real”.

El renacer de Astilleros Río Santiago, por María Fernanda Martínez. Una consideración fortísima sobre la guerra y sus responsables, por el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Israel y el Líbano, por Stella Calloni. El lugar de la mujer en la reconfiguración latinoamericana, por Iraida. Un ensayo de fuste sobre Leopoldo Marechal: “La metafísica sonríe, bien arropada en su batón de seda”, por Julio Fernández Baraibar. Más y a fondo sobre medios, de quien esto narra, Martín, Glen Potolski, Tato Contissa y Roberto Bardini. Fútbol, con Hugo Tisera, un reportaje al periodista Néstor Basile realizado por el escritor Rafael Ton, y el texto sobre Sívori de José Luis Ponsico.

Para guardar: la nota del presidente ecuatoriano Rafael Correa “El amor sublime de Manuela por el Libertador”. Los 150 años de los Gráficos –primer sindicato-, y el parecer del líder histórico: Raimundo Ongaro. Carlos Suarez ponía un alerta: “Autotatentados, la embajada y la AMIA”. Documentos: Cartas de Haroldo Conti a Roberto Fernández Retamar. Jauretche, por Pancho Pestanha. Reportaje a Evo. Los desafíos de Vladimir Putin. La Cuarta Flota. En pleno 2008: el conflicto agropecuario. John William Cooke. El debate sobre los contenidos de los nuevos medios populares. Y tanto, tanto más.

Cerramos el volumen y emergen tenuemente sensaciones encontradas. Esa congoja que habla sin decir sobre lo realizado, lo vivido y lo que podría haber continuado. La ausencia de quienes sin embargo siguen por aquí, pero comunicados a través de las redes sociales y el teléfono. El tacto que acaricia el papel, esa base mítica para todo periodista con algunas décadas sobre las espaldas. La sorpresa por el redescubrimiento de materiales notables que nos habían sorprendido antes, al editarlos. Los momentos que caracterizaron a los amigos congregados. Las broncas –relativizadas por el tiempo-, las alegrías, las discusiones y las decisiones. Todo flotando allí, inaprehensible, alrededor de un puñado de periódicos.

(Stella que pide un cigarrillo: -¿Fumás ahora? – No, pero como estoy con ustedes, para hacerme la loca. Vívian que llega con las páginas en una mano y con Lautaro tomado de la otra. Y Roberto que dice -¿Tenés bolitas? ¡Vení! Vamos a jugar. Martín que filosofa: -Nos dicen que criemos a los hijos para triunfar y todo eso. Tenemos que formarlos para que sean felices. Néstor se ríe y le agarra tos. El Turco: -Este cigarro es negro, lo sé porque se apaga.)

Question Latinoamérica intentó ocupar una zona que aún hoy sigue vacía. Ese lugar periodístico político que mira el mundo desde el Sur. Antes, durante y después se expandieron aquí y allá medios internacionalistas, muy dignos claro, y medios liberales, no tan decentes por supuesto. Ninguno logró rascar allí donde pica la realidad subcontinental. Aunque nuestra publicación no renegó de la hermandad latinoamericana como elemento ético, ahondó en su necesidad como factor práctico. Explicó por qué un gran mercado interno sureño integrado a la federación de repúblicas era más que justo; era imprescindible para entrar al mundo naciente.

Los motivos del cese de la experiencia pueden ser evidentes para quienes saben mirar y desentrañar qué comunicación recibió respaldo y cuál no. Sin embargo, este artículo no está destinado a indicar responsabilidades ni a boxear argumentalmente. Quizás, simplemente, no supimos conseguir los recursos adecuados para avanzar. Hoy el querido Aram, a quien cabe agradecer el impulso vital de aquél tabloide a cuatro colores, sigue su labor en la edición digital de Question. Martín hace lo suyo desde la Nac & Pop. Stella nos orienta con sus notas desbordantes de información. Vívian da cuenta radial de la vida de las mujeres trabajadoras. Néstor dirige Patria y Pueblo, con la misma mirada. Este periodista lleva adelante La Señal Medios con el trazo internacional que algunos conocen. Y la Gráfica difunde lo que mana desde esos lugares.

Valió la pena.

 

  • Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica / Director Periodístico Revista Question Latinoamérica entre el 2004 y el 2008.

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